animales cosméticos

Ayer expiraba el plazo de 10 años que Bruselas había otorgado a las empresas de cosméticos para que dejasen de testar sus productos sobre animales. Esta ley supone la séptima de las modificaciones de la comúnmente conocida como «directiva sobre cosméticos», que data de 1976, en relación a la aproximación de las legislaciones de los estados miembros en cuestión de productos cosméticos. La directiva de 2003 estableció en dos las fases la prohibición de los ensayos de cosméticos en animales. La primera de ellas entró en vigor en 2009, la segunda, ayer 11 de marzo.

AnimaNaturalis, organización defensora de los derechos de los animales, explica que «la toxicidad de dosis repetidas consiste en que conejos o ratas son forzados a ingerir o inhalar ingredientes cosméticos o en que se les aplique el ingrediente en su piel afeitada, repetidas semanas, durante 28 ó 90 días. Después, se les mata».

El cambio en la legislación ha sido posible gracias al trabajo que, desde diferentes partes del mundo, distintas asociaciones han desempeñado en los últimos años. Prueba de ello es la campaña que BUAV (Unión Británica por la Abolición de la Vivisección) inició en 1991, que estableció una coalición europea de organizaciones de protección animal, y a la que dos años después se sumó The Body Shop, la primera empresa de belleza en tomar medidas en contra de la experimentación en animales con fines cosméticos.

Sin embargo, Bruselas dejará la puerta abierta a algunas excepciones. Así, esta restricción no afecta a la venta de aquellos cosméticos para los que se hayan usado en el pasado pruebas con animales y tampoco interfiere que se pueda seguir experimentando en el caso de investigaciones con finalidad terapéutica.