Así es la hormona que quita el hambre

Así es la hormona que quita el hambre

Se llama Liraglutida 3.0, un compuesto similar a una hormona natural del organismo que nos hace sentir saciados tras una comida. La novedad es que actúa alargando su efecto y ralentizando el vaciado del estómago. Es un fármaco similar a la hormona GLP1, que tenemos en el intestino delgado, encargada de crear la sensación de saciedad cuando comemos. Pero esta hormona natural dura en la sangre muy poco tiempo, pues desaparece a los pocos minutos.

Lo que hace la liraglutida es aportar un efecto sostenido y más potente que la hormona natural y, en consecuencia, aumenta la sensación de saciedad durante más tiempo, inhibe el apetito y facilita que las personas que tienen sobrepeso u obesidad sigan bien una dieta. Además, tiene un efecto ralentizador del vaciado del estómago y actúa directamente en el hipotálamo, en la parte del cerebro en que está el centro del apetito, modulando las señales nerviosas que nos hacen sentir saciedad».

¿Quién lo puede recetar?

Debe ser prescrita exclusivamente por un facultativo, porque estamos hablando de un medicamento que no sirve para todas las personas y hay que administrarlo en dosis muy concretas. Lo ideal es que sea un endocrino o un especialista en nutrición quien lo paute.

¿Para quién está indicado?

Para personas que tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 o cuando haya un exceso de peso, con un índice superior a 27 y con otras patologías asociadas, como tensión alta, diabetes, aumento del colesterol o apnea del sueño. El IMC es el peso dividido por la talla en metros elevado al cuadrado. Por ejemplo, una mujer de 1,60 m y 70 kg tiene un IMC de 27,3 (70/1,6×1,6=27,3) Cuando esa cifra es igual o superior a 30 se considera obesidad. Cuando está entre 25 y 30 se considera sobrepeso. Y entre 18 y 25 se considera un peso normal. Este tratamiento no está indicado para quitarse cuatro o cinco kilos. Resumiendo, el paciente ideal es aquel con un sobrepeso claro, que ha fracasado con las dietas o sistemas tradicionales que ha seguido, y que no presente contraindicaciones a este tratamiento.

¿Cómo se administra?

No se toma, se pincha: es un compuesto inyectable por vía subcutánea. Se lo pone el propio paciente, al que previamente se le enseña. Se presenta como una especie de bolígrafo con agujas muy finas y se inyecta una vez al día. Se empieza con una dosis muy bajita que aumenta hasta alcanzar en cuatro o cinco semanas los 3 mg diarios. Esto es importante, porque si no se hace esa administración escalada se pueden tener intolerancias.

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Posibles efectos secundarios

Únicamente se ha observado que si no se respeta la posología, es decir, la dosis recomendada y en la forma adecuada, que es comenzar poniéndose al día 0,6 mg e ir aumentándola poco a poco hasta llegar a los 3 mg finales, transcurridas cuatro o cinco semanas, se pueden experimentar nauseas con más probabilidad. Pero según va avanzando el tratamiento está demostrado que esta sensación va desapareciendo.

Contraindicaciones

Lo primero que hay que mirar es que cumpla el requisito de tener sobrepeso. Después de eso, salvo que se tenga hipersensibilidad a esta molécula en concreto, no hay. Sí hay unas recomendaciones que a los especialistas en concreto les gusta seguir: que no se utilice en pacientes con pancreatitis o en aquellos que tienen un tipo de cáncer de tiroides muy particular, que además no es muy común. Hay que tener en cuenta que este fármaco no es nuevo, y no está en fase de experimentación. Se conoce bien porque se lleva administrando mucho tiempo para tratar la diabetes tipo 2 y se descubrió que tenía el efecto de inhibir el apetito, además de controlar la glucosa.

¿Ayuda cuando la dieta fracasa?

Sí, porque el sistema de regulación del apetito y del gasto alimentario es realmente complejo. Los médicos tratan de informar de una manera sencilla, diciendo que lo que hay que hacer es quemar más de lo que se ingiere. Pero ocurre que nuestros genes y mecanismos de control están preparados para resistir ante las hambrunas, porque es lo que ha ocurrido durante muchos miles de años, y eso se ha quedado grabado en el ADN. Y en una sociedad sedentaria como la nuestra, en la que hay mucha disponibilidad de alimentos, algunos extracalóricos, existe un mayor desequilibrio energético.

Si nosotros hacemos una dieta baja en calorías, todos los mecanismos del cuerpo se ponen en marcha para pelear contra la desnutrición. Las hormonas controladoras del comportamiento alimentario se rebelan contra esa poca ingesta de alimentos, y, aunque comamos poco, se podría decir que se aprovecha más y se recupera peso. Por eso hay que actuar con fármacos, que van a favorecer el cumplimiento de las medidas de tratamiento.

¿Cuánto dura el programa?

Hay que tener en cuenta que la obesidad es una enfermedad crónica y si se padece se debe tratar siempre. Los expertos consideran que las personas que tienen que luchar contra el sobrepeso tienen por delante una carrera de fondo. Habrá épocas en las que estén concienciadas y puedan mantener un plan de tratamiento convencional y les sirva con dieta y ejercicio, y otras épocas en las que necesitarán ayuda de un tratamiento que los regule y anime a perder peso o a no seguir ganándolo.

¿Sustituye a la dieta?

No. Es complementario a otras medidas. El régimen a seguir o el plan de alimentación deben diseñarse de forma independiente. Lo que hay que hacer es una dieta con una deficiencia calórica de unas 500 calorías diarias y una ingesta proporcionada de proteínas, grasas y carbohidratos. Además, hay que acompañarla de una actividad física regular, una motivación emocional y, por supuesto, comer con ‘cabeza’.

¿Influye al estado de ánimo?

El factor psicológico es fundamental, porque la gran mayoría de personas obesas o con problemas de peso tienen un cierto grado, aunque sea leve, de trastorno del comportamiento alimentario que muchas veces es consecuencia de situaciones de ansiedad o de bajo estado anímico. Cada vez hay mas estrés y necesitamos un poco de tranquilidad psicológica, porque el estrés tiene un efecto promotor de la obesidad.