Aunque prefiero centrarme en el campo que más domino, el de la cosmética, no he podido evitar comentar uno de los acontecimientos que ha cerrado la semana, la gala de los Goya. Centrándome en el apartado de la moda, sobra decir, que España, una vez más, está perdiendo su sello de identidad.
La alfombra tenía el mismo color que la de Hollywood, puede que quizá los mismos metros, pero lo que desfilaba encima de ella este año ha vuelto a decepcionar. Ni siquiera el sello más internacional, el de la mexicana Salma Hayek o el de Melanie Griffith ha podido salvarlo.
El grande de la moda Valentino tenía mucha razón al asegurar que el problema con las actrices es que cuentan con un exceso de opiniones. En el caso de las actrices españolas parece que este hecho se constata rotundamente, y, de nuevo, la industria cinematográfica española no termina de brillar en estos actos.
Es por ello, que al ver las imágenes, es muy complicado no hacerse la siguiente pregunta: ¿Son las actrices españolas glamourosas y sofisticadas o simples y malas copias de las grandes de Hollywood?
Al verlas podemos salir de dudas: Excesos, sobrantes, disfraces pomposos, como el vestido de Michelle Jenner, complementos inoportunos, como el collar que llevaba Elena Anaya o el bolso de Veronica Echegui, o peinados inapropiados, como el de Salma Hayek o Pilar López de Ayala, a quien parece que le ha abandonado el estilista una vez más.
En la foto superior tenemos a María Valverde con un vestido de Dior, que le hacía aparentar algunos kilos de más y ganar varios años.
En lo que se refiere a los hombres, siguen pecando de sobriedad y les falta mucha innovación, aunque los que confiaron en Dsquared2, como Eduardo Noriega, por lo menos lo intentaron.
La gala de los Goya ya ha demostrado que es un potente reanimador de taquillas, pero aún les queda mucho trabajo por hacer para que las estrellas del cine español suban al cielo junto a las estadounidenses y no se conviertan en meras estrellas fugaces, por lo menos en lo que al estilismo respecta.