Nacimos viendo a nuestros padres y abuelos llevarlas, pero lo cierto, es que las gafas de sol son relativamente modernas, acaban de cumplir 85 años, que para un utensilio tan indispensable hoy en día no es nada. Parece que el origen de este complemento de moda hay que buscarlo en China, como no. Allí en el siglo XII se desarrolló por primera vez una tecnología para ahumar los cristales de cuarzo con el objetivo de oscurecerlos. Se crearon para los jueces, pero no con el fin de proteger la vista, sino para ocultar la expresión de sus ojos durante los juicios.
A mediados del siglo XVIII, el británico James Ayscough comenzó a experimentar con lentes tintadas como remedio a algunos problemas específicos de visón. Pero fue en pleno siglo XX cuando, en 1929, Sam Foster inició la producción en masa de gafas de sol económicas en Estados Unidos. En 1936 aparecieron las primeras gafas polarizadas y a partir de ahí la moda y el diseño comenzaron a convivir con la tecnología para que además de proteger, vistieran la mirada.
Hay gafas de sol míticas y que jamás pasarán de moda, aunque pasen vuelven. Es el caso de las Cat Eyes, muy populares en los años 50 y 60, que conseguían crear una mirada absolutamente felina y femenina y que Marylin Monroe sabía llevar mejor que nadie.
Tampoco nos olvidamos del modelo Wayfarer, las primeras gafas de sol con montura de plástico, creadas en los años 50 y que hoy siguen siendo el complemento predilecto de muchas it girls.
Con la época psicodélica llegaron las lentes pequeñas y redondas, que gracias a quienes las popularizaron también se llamaron “lentes de John Lennon” o “lentes de Ozzy Osbourne“.
Pero si hay un modelo que sigue triunfando y que se remonta a los años 30 es el aviador. En los años 30, el ejército estadounidense encargó a Baush&Lomb la fabricación de unas gafas que protegieran los ojos de los pilotos de aviación de los rayos del sol. Así nació en 1937 la marca Ray-Ban y su primer y mítico modelo Aviator. Hoy por hoy son el tipo de gafa preferido de las famosas.
