Nos imaginamos que estás cansada de probar cremas y cremas y no ver los resultados que esperas. Los retinoides (la forma ácida de la vitamina A) concentran el mayor número de estudios médicos que avalan su eficacia. Esto se debe a tres motivos: actúan en la dermis (su bajo peso molecular hace que penetren a capas profundas), estimulan la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, y aceleran la regeneración celular. La gran pregunta es: ¿todo son ventajas? Analizamos los pros y los contras del activo posiblemente más rentable del mercado.
No todos los retinoides trabajan igual
Retinol, ácido retinoico, retinil palmitato, tazaroteno, iso-tretinoína. Se trata de compuestos primos hermanos derivados de la vitamina A, bautizada como la vitamina de la pie. El retinol es una molécula presente en gran cantidad de cremas. Lo cierto es que su efectividad dependerá del tipo de formulación y la concentración. Para tratar el fotoenvejecimiento facial, la tretinoína (la forma más potente de la vitamina A, que no está permitida en cosméticos) es la reina indiscutible. Hay que señalar que si ha usado retinol y no has notado ninguna mejoría en la piel, puede ser debido a que no lo has conservado como debes. El retinol necesita unas condiciones mínimas para su supervivencia. Su vida es exactamente de 36 meses, más allá pierde eficacia. Hay que conservarlo a una temperatura que no sobrepase los 25ºC, y la materia prima debe almacenarse a -40ºC. Por otro lado, si se expone a la luz solar se oxida… Podemos decir que es tan inestable que hay que guardarlo en una urna.
Ojo con los efectos secundarios
El otro talón de aquiles son las concentraciones. Hasta ahora su eficacia para transformar la piel solo dependía de altas concentraciones (con riesgo de toxicidad). Además, debía ser recetado por el dermatólogo, y en muchos casos terminaba quemando la piel. Todos los expertos coinciden: este ingrediente requiere adaptarse a la piel. Por eso se aconseja iniciar su aplicación evitando los meses de verano, una o dos veces por semana, por la noche y, poco a poco, subir la dosis hasta usarlo diariamente sin riesgos. Para observar cambios notables, se necesitan un mínimo de 12 semanas en las que la descamación y enrojecimiento son parte del proceso.
Ten en cuenta que el retinol ayuda a la regeneración de colágeno y previene su degradación. Eso sí, cuando se deja de usar desaparecen los efectos inmediatos de piel luminosa y lisa. Eso sí, ese colágeno «renovado» se destruirá al ritmo que marque el metabolismo de cada uno. Los especialistas recomiendan “no interrumpir su uso si queremos seguir revirtiendo los efectos del envejecimiento, aunque alternando periodos de descanso, ya que el retinol es sistémico y se acumula en el tejido”. Gabriel Serrano, fundador de los laboratorios Sesderma, lo describe con un símil: “Es como ir al gimnasio. Mientras vamos, notamos los efectos, pero si lo dejamos, sentimos que nuestro tono muscular baja. Por tanto, debemos ser persistentes”.