Lejos de la base, que siempre hay que aplicarla antes del maquillaje y nos aporta una mayor luminosidad, tenemos los iluminadores, esas pinceladas de luz que dan un acabado más sofisticado a nuestro rostro, casi celestiales. Para los expertos los iluminadores sirven para resaltar zonas del rostro más apagadas o sombreadas. ¿Realmente funcionan? La respuesta es sí, aunque como todo hay que saber usarlos para que no acabe haciendo el efecto contrario.
Te recomendamos aplicarlo justo después de la base y maquillaje, es decir, como toque final. Lo suyo es poner un poco, en pequeños toques para luego ir difuminando, en la parte alta del pómulo hacia las sienes, en el tabique de la nariz, que viene muy bien para afinarla, en la parte alta de la ceja y justo en el centro de la barbilla.
Dado que el iluminador contiene pigmentos que atrapan la luz, sería importante que si te aplicas polvos lo hagas también después de maquillarte, no después de aplicar el iluminador, ya que entonces no obtendrás el efecto que queremos conseguir. Recuerda: El iluminador siempre es el último paso.